Alejandra Mustakis habla de su nuevo proyecto: "Quiero ser una gran empresaria"
La diseñadora y ex presidenta de la Asociación de emprendedores de Chile (Asech), repasó junto a DF MAS sus cuatro años de gestión en la colectividad, la elección y sus planes como empresaria e inversionista. ¿Qué viene ahora? Preparar el lanzamiento de Koo, su nuevo emprendimiento.
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"En la Asech se gestó mi último y nuevo emprendimiento que lanzaré en marzo: se llama Koo, todavía no puedo contar mucho, pero te adelanto que es una iniciativa relacionada al diseño –yo soy diseñadora industrial de la UDP–, y a las comunidades. Es un proyecto muy emocionante cuyo fin es cambiar la vida de las personas a través de su talento y construir sociedades como las que soñamos. Pretendemos hacer una gran diferencia en el país, en la calle y unir sectores que han estado divididos. Es la cooperativa de una nueva era: somos muchos actores trabajando juntos, y juntos somos una gran compañía.
Koo tiene que ver con todo lo que creo: desarrollo en Chile, creación, diseño, impacto social. Esta es una plataforma que permitirá a otros trabajar su potencial. Va a tener un espacio físico también y vamos a partir en un lugar de la Región Metropolitana.
Todas mis empresas tienen que ver con el diseño en general. Es parte de la vida. De la belleza. Me encanta desarrollar nuevos modelos. Pivotear. Ir modificando en la cancha, en la calle.
En la Asech comprobé que tenemos mucho talento en Chile, pero si dejas a esa persona sola es muy difícil que se desarrolle. Son demasiadas herramientas las que se necesitan para que a alguien le vaya bien. Y por lo mismo, generalmente los que están más cercanos a las oportunidades tienen demasiadas más posibilidades.
Estoy muy orgullosa de mi equipo y de lo que la Asech logró en estos ocho años en los que estuve; primero como directora y luego como presidenta. Y estoy feliz de cómo entregamos la asociación ahora en diciembre. Ha logrado cosas históricas: la fe que se le tiene a los emprendedores, y ser pyme en Chile es otro planeta que el de hace cinco años. Y la Asech fue parte de eso. Ese es mi orgullo más grande, porque cuando cambias la cultura, cambias los países. Logramos cambiar la política del país. Tuve el equipo más espectacular y Felipe (Contreras), mi vice, es increíble. No nos cabe ninguna duda que la Asech es uno de los organismos más relevantes del país.
No me da pena cómo terminaron las elecciones. Las personas tienen causas en la vida. La Gina (Ocqueteau), que era mi candidata, es de las mujeres más atómicas que conozco. Marcelo (Guital), también. La causa de nosotros va a seguir. Ahora tenemos otros proyectos más grandes juntos, y era el momento justamente de hacer otras cosas.
No conozco de elecciones en las que no haya peleas. Claro que había diferencias, pero al final la causa es la misma. Y la verdad es que estábamos con tanta pega con mi equipo, que este cuento de la pelea iba como por el lado. En el diario lo alcanzaba a leer. En todo caso, es interesante que la Asech aparezca en las primeras páginas de los medios. Las personas que llegaron (Marcos Rivas y Beatriz Correa) creo que van a hacer un gran trabajo. Tienen muchas ganas y también es bueno que lidere otra gente, otra idea y que puedan hacer cosas distintas a las que hicimos nosotros. Quizás seguir con la misma línea idéntica, no era lo mejor. Con mi equipo estábamos todo el día trabajando y teníamos menos tiempo para hacer campaña. Ellos (los ganadores) armaron una estrategia más política, más ordenada, con menos candidatos. Nosotros teníamos 20, se diluyeron los votos. Ojalá sigan con los códigos que tratamos de imponer.
Ellos (la nueva directiva) le han puesto mucho esfuerzo a estar en la presidencia. No me cabe ninguna duda que pueden encontrar nuevos espacios, pero también es importante que lo que se les entrega lo cuiden con harta responsabilidad y mantengan el nivel. Le estamos dejando algo muy bueno y esperamos que la Asech siga siendo muy líder, siga creciendo. Les toca liderar en un minuto muy significativo para los emprendedores. Y no debe convertirse en un gremio más. Espero que traten de ser futuristas, disruptivos, con ideas nuevas, que no sea un gremio para pelear. Al revés: que dé soluciones, que sea liviano, ágil. Y desde el cariño.
Yo soy past president, y cuando llegan los nuevos liderazgos hay que dejarles su espacio y que hagan su propio camino. Ellos tienen una mirada distinta, sienten que pueden mejorar la Asech de una manera importante, me va a gustar mucho verlo.
Hablar de las peleas del pasado me da lata, porque siento que la Asech fue tanto más que eso. Y creo que es muy importante demostrar que no hay que estar peleando para poder manejar espacios y sociedad. Es justo lo que Chile no necesita. Ya de eso tenemos mucho. No es mi estilo hablar mal, criticar. Para nada. Sé que vende. Pero no me interesa.
Siento que para mi también es muy sano salir, tener mi espacio, mi tiempo. Ahora además de Koo, estoy de directora de empresas. Estoy en la mesa de Patio hace cinco meses, que también ha sido un orgullo: es una compañía súper innovadora, metida en el real state, con gente súper jugada. Estoy aprendiendo con gigantes que tienen muchas ganas y da gusto estar en directorios donde se innova y se hacen proyectos distintos. No me cabe duda que las cosas que vienen van a ser muy grandes. También estoy en el directorio de la Fundación Mustakis, de mi familia, y que históricamente ha ayudado con cultura y educación. Y estoy en emprendimientos personales. Uno de ellos es Medular, empresa de muebles que partí hace unos 16 años con mi socio Pablo Llanquín, el mejor diseñador de Chile. También está Kauel (firma de inteligencia artificial), que nace en 2010 y que le ha ido increíble. Mis socios Edmundo (Casas) y Cristián (Romero), son unos astros, desarrolladores expertos que controlan miles de miles de metros cuadrados de ductos, de eléctricas, espacios gigantes. ¡Se juntaron con Elon Musk! Estamos en Perú, Ecuador, ahora entrando a EEUU. ¿Cómo llegué ahí? Buscando la oportunidad para innovar. Queríamos hacer el producto que la rompiera, con algunos nos fue mal y al final terminamos solucionando con tecnología problemas a empresas haciendo negocios gigantes. Cuando partimos puse algo de capital, pero participé con ideas, el nombre lo pusimos juntos. Ahora los líderes son Cristián y Edmundo.
Los emprendimientos parten siendo una cosa y terminan en otra. El IF (ecosistema de colaboración y cowork en Plaza Italia), otra de las firmas en las que participo desde el inicio, iba a estar en un parque con una laguna. Andábamos por todos lados con un plano gigante mostrando la idea. Fui a hablar con Fernando Fischmann (fundador de Crystal Lagoons) y me miraba con cara de ¿qué? Cuando los sueños se mezclan con la realidad, nace algo nuevo. Es bien bonito cómo va fluyendo. Y verlos crecer te sorprende.
Al IF este año le tocó difícil, por la pandemia. Pero estamos seguros que el "plug and play" -sumado a las conexiones, redes, espacios colaborativos-. es el modelo que viene. Nadie va a querer arrendar una oficina grande.
En todas estas empresas integro los directorios y participo activamente: estoy todo el día llamando. Es como si fueran hijos. Todos mis socios son excepcionales, tengo suerte. Es la única cosa que tengo, además de las ganas, porque nunca soy yo la seca. Ellos son los secos y esa es la gracia, no hago nada tan bien, pero mis socios son espectaculares.
También soy profesora del MBA de la UC y hace unos cinco años comencé a ser inversionista ángel. En total, estoy invirtiendo en cerca de 10 empresas. Algunas son; Socialab –plataforma de emprendimiento social–; Innovit, que sacó los consultorios de los Cesfam; Algramo; Karün; Maneki, juego que apoya emprendedores; Stgo MakerSpace; Risola, entre otros. Estoy feliz de poder hacerlo y ahora quiero hacerlo más.
Hay varios en los que he apostado y no han funcionado. Hay varios fracasos. Quise apoyar a un señor que hacía un motor con física cuántica. Todo el mundo me decía que estaba loca. Yo respondía, "imagínate si es que es verdad". Hice una página web que se llamaba Ecomundo, que no le fue bien. No era el momento.
No estoy en Cornershop, ni NotCo, ninguno de esos grandes. Probablemente estén en cifras que ya no den para ángel. No alcanzo a meterme a todo. Recibo cerca de 40 mails diarios. En el emprendimiento uno apuesta por las personas, uno se enamora de sus personas, de sus capacidades. Me fascina la gente que crea. Una franquicia no me interesa.
¿Más emprendedora o más inversionista? He sido ambas cosas y quiero ser una gran inversionista. Eso es lo que debiera pasar, que todos estemos disponibles para apostar por el talento de otros, sobre todo cuando tenemos más posibilidades o nos está yendo mejor.
Quiero ser una gran empresaria para Chile. Pasé de ser emprendedora a empresaria y ahora la idea es ser una buena empresaria para Chile. ¿Del empresariado tradicional? No, yo no soy tradicional. Obviamente distinta, disruptiva, cariñosa. Enfocada en la economía del amor y de la calle. Y siento que la gente en Chile está más consciente a la hora de hacer empresas.
Soy la única hija por el lado de mi papá (Constantino Mustakis), y tengo una hermana grande por mi lado materno. Pero crecí sola con mi mamá (Diana Sabal). De ahí tal vez mi inquietud y ganas de conectarme con personas.
De niña hacía perfumes con lavanda, hice un banco...siempre fui súper emprendedora, lo que pasa es que en esa época nadie te decía eso. Mi mamá es palestina y no me criaron para ser empresaria. No era tema. Y yo inventaba todo el día cosas, sobre todo mientras estudié diseño.
Cuando salí de la universidad trabajé como decoradora. Fui mamá (tiene dos hijos) y a los 27 volví a trabajar fuerte.
Me acuerdo que cuando estaba partiendo en Medular, me llamaron de Endeavor y me dijeron, "tú eres emprendedora y eres mujer". Yo pensé "¡Oh no sabía que era emprendedora!" Y me invitaron a un desayuno. Eran puros hombres dedicados a la tecnología. Había un argentino que contaba cómo había cumplido su sueño. Y se me pararon los pelos. Me enamoré de la idea de emprender. Aquí quiero seguir, aseguré entonces".